Driving down the darkness

martes, 10 de mayo de 2011

Diez de Mayo

Mamá llora. Llora mirando a través de la ventana, mira la lluvia que golpea el cristal y piensa. Piensa en el dolor que siente, se frota las manos contra los muslos restregándose las sábanas y vuelve a llorar. Llora por la fecha que muestra hoy el calendario.
No llores mamá.
Pero mamá no puede dejar de llorar porque papá está sentado frente a ella y es incapaz de decirle algo que la haga sentir mejor. Llora porque el ginecólogo no le pudo dar esperanzas, llora porque nadie ni nada pudo evitar que perdiera el fruto de sus anhelos.
Papá se ha quedado callado.
Calla porque se siente pequeño ante un problema tan complicado, calla porque siente que cualquier cosa echará a perder más los sentimientos de mamá. Papá también quiere llorar, pero no puede, si alguien debe ser fuerte tiene que ser él. Ojalá algún día entiendan que ninguno tuvo la culpa. Ni mamá, ni papá, ni el ginecólogo.
Ni yo tampoco.
No llores mamá. La tarde se ha tornado gris y así mismo sus corazones, pero no pierdan la esperanza, ya llegarán nuevas oportunidades. Mamá llora porque el dolor físico se le ha corrido al alma, y ya no llora por la operación, llora porque el maldito calendario no cambia. Llora porque tendrá que esperar para poder ser llamada madre.
Mamá llora porque hoy dejé de existir antes de existir. Llora porque hoy es diez de mayo y nadie la puede felicitar.